Otro año más sin un solo megawatio (MW) nuevo de energía eólica. El 2015, como el ejercicio anterior, pasará a la historia como un auténtico despropósito. Una cosa similar no ocurría desde los años 80 del siglo pasado, recuerda la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
Que el sistema de primas a la producción de energías renovables probablemente no se reguló de forma correcta o adecuada nadie lo duda, pero la cura está resultando casi peor que la enfermedad. De hecho se ha vuelto prácticamente a los orígenes de la industria eólica en España, cuando apenas era algo simbólico. La diferencia es que el año pasado cubrió más del 19% de la demanda, con los 22.988 MW de potencia instalada existentes.
El gráfico de la AEE lo dice todo. El de la última legislatura habla por sí solo. En los últimos cuatro años solo se han instalado 1.932 MW. Y desde que entró en vigor el nuevo sistema retributivo en el 2013 solo se han instalado 27 MW.
La industria ya leva unos años viviendo de la exportación. En el 2014 y en el 2015, los productores de aerogeneradores destinaron al exterior el 100% de lo fabricado. Si eso se consolida, la tendencia a instalar los centros productivos cerca de donde existe la demanda se convertirá en una realidad, como ya ha sucedido con la promoción de proyectos.
Todo ello aleja a España de cumplir el compromiso con la Unión Europea en cuanto a las energías renovables en el 2020. De ahora a ese año, las necesidades para alcanzar esa meta son de más de 6.000 MW.
La primera subasta que se llevó a cabo hace unos días, la primera en casi cuatro años, sirvió para otorgar 500 MW y ampliar la incertidumbre, dados los resultados que se obtuvieron.
El sector reclama seguridad jurídica, no cambiar la normativa de forma arbitraria y con efectos retroactivos así como establecer un calendario con las próximas subastas para aclarar un poco el panorama. De lo contrario, una industria que no hace tanto fue puntera y ejemplo de cambio del modelo productivo pasará a ser un hecho del pasado, o sea , historia.